Música y desarrollo

Música y desarrollo: La música tiene un impacto en el desarrollo integral del bebé y el niño y en la formación de su personalidad. Su ausencia también.

Cuanto antes les facilitemos el contacto y la relación con ella, cuanto antes le procuremos el cuidado de la relación música y desarrollo más favorecido será. Y para poder orientarnos en qué momento ubicar ese “cuanto antes” hay que tener en cuenta la música en bebés y en el niño y lo que aún es más, también del feto. La relación que existe entre el ser humano y el ritmo se entiende mejor si se tiene en cuenta que el feto se desarrolla en el interior del útero en contacto con los latidos cardíacos de la madre. Música y desarrollo van unidos desde el principio. Este ritmo acompaña al óvulo fecundado durante los nueve meses de gestación. Es más, no solamente este ritmo cardíaco sino que desde el tercer mes el futuro bebé ya conoce el ruido, es sensible a la voz de su madre y a cómo sea esta. Desde el sexto mes de gestación el feto percibe también los sonidos intestinales y algunos del exterior. Y estas impresiones básicas son el inicio de la comunicación sonora de la persona.

 

Música y desarrollo
La música tiene un impacto en el desarrollo integral del niño y en la formación de su personalidad. Su ausencia entonces también.              www.psicologiainfantilalicante.es

 

Es así como música y desarrollo una vez nacido siguen en relación : Los ritmos de succión del recién nacido están en relación con sus latidos cardíacos. Si un recién nacido tiene unos latidos acelerados su ritmo de succión sigue el compás a este ritmo acelerado y si está más tranquilo y sus latidos bajan de frecuencia también será más visiblemente tranquilo su ritmo de succión. La música en bebés viene ya de serie y es el ritmo de los latidos del corazón de su mamá ahora se tienen que acompasar ambos.

Un bebé suele mamar más tranquilo o calmar su llanto más fácilmente si come o está acurrucado del lado del pecho donde pueda sentir más claramente los latidos cardíacos del corazón de su madre. También sucede con el reconocimiento del sonido de la voz de la madre por parte del bebé. Es una expreriencia única y básica que le transmite la asociación con la gratificación oral, el calor y la somnolencia satisfactoria y necesaria después también de recibir el alimento.
( Una vez más, y un motivo más de los muchos y fundamentales para que esos encuentros se den con una mami que pueda estar todo lo en calma posible ).

Se debe evitar de toda forma posible la irrupción, el cambio brusco de los ritmos incluso ya desde antes, desde la experiencia del momento de nacer. Ya es suficiente con que si o si le tocará pasar de repente al bebé de la oscuridad a la luz, de la nutrición y oxigenación a través de la madre a la vivencia de la dependencia alimentaria y a la autorregulación de su respiración, a la repentina ausencia del calor materno intrauterino a la del mundo exterior tan diferente con luz, frio, calor, aire, sonidos, voces, manos que lo tocan, agua que roza su piel… Son muchos cambios de repente y todos a la vez como para tratar de cuidar que sea un recibimiento con el ritmo más armonioso posible. Pasar de estar escuchando un vals a de repente un rock and roll en un instante es un impacto para cualquiera y demasiado fuerte para un bebé.

Un niño sano llega al mundo con un cuerpo para mover, un ritmo en sus funciones, un aparato de fonación listo para emitir sonidos y un oído escuchando. Entonces, así como todos conocemos lo necesario de las necesidades de alimentación, de descanso, de higiene, también se ha de ser consciente de su necesidad de comunicación y escucha y de que es un canal fundamental de relación con el mundo y los demás, de transmisión de ritmo y con ello de sensaciones, emociones… El conjunto de ritmos, la música en bebés, es una experiencia que contribuye a descubrir y desarrollar todas las capacidades del individuo, ya que impacta en lo afectivo, en lo corporal y en lo intelectual a través de su estimulación y con ello en su desarrollo.
El desarrollo de la inteligencia además está intimamente relacionado con el desarrollo de las percepciones, de forma que la música influye en lo cognitivo pero también en lo motriz, lo táctil y lo visual. Así como por otro lado en lo auditivo: además de que no hay personas con aptitudes musicales y otras que no las tengan ( nos formamos y desarrollamos desde el vientre materno viviendo con el ritmo) sino que unos tienen ocasión de desarrollar esas facultades que están en relación con la música y gracias a eso se acercan a ella.
La sensibilidad musical, y en esto coincidimos los psicólogos y los músicos, se basa en una respuesta emocional que no puede ser medida científicamente. Aunque se quiera.

La música y desarrollo ( y los sonidos como partículas generadoras de ella ) forman parte de la vida del niño desde que se forma, desde que nace, la percibe de su madre y las demás personas de alrededor y son una forma, un lenguaje, un camino en línea recta para poder transmitir afecto y seguridad con arrullos, expresiones sonoras canturreadas, con música suave y después cuando va creciendo para transmitir el impacto de otras muchas más emociones y para ser una forma fundamental de sentir, elaborar sentimientos, estar en contacto con ellos y además poder expresarlos y transmitirlos si se necesita.

PD: Si en algún momento alguno anda buscando comunicación con sus hijos y no la encuentra hay pistas valiosísimas en la música que escucha. Y en, si no escucha ninguna también…

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